Aurelio.



A la sombra de uno de los gigantescos piñoneros, sala de estar de sol a luna, te esperamos, "compañero del alma", compañero! Pero no olvides la "Txapela", que tan bien te sienta y con tanta prestancia portas, ni la “Katxaba” para evitar tropezones, ni el vasito de tinto de la "bodega Manolo" y  la compañía de nuestra Tecla, guardiana cariñosa aunque dormilona. Y, por favor, no olvides nunca a tu eterna compañera de cama y campo, sillón y silla - aquí sí que tienes que hacer declaración de conductas y servicios (tranquila Pruden- me estoy refiriendo a tu socia la radio), siempre pegada a tu oído y con micrófono abierto, cultivándote y culturizándote, continuamente al tanto de lo que se cuece en cocinas ajenas y se teje en alcobas privadas, vidas y milagros de tus amistades artísticas, de esa tropa de "mujeres de moral distraída" a las que tú  eufemísticamente calificabas de “género lírico”.

Manuel José González.

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